A mi me acojonan. Y bastante. No logro comprender, mujer, porque estarán conmigo en que el 99,9% de las personas a las que les atrae este arte gráfico son mujeres,(y el resto maricas) (es coña) (en realidad no es coña, si te gusta, eres gay fijo) ,me cuesta mucho entender qué tipo de enfermizo instinto maternal te hace apreciar a esas criaturas de formas rechonchas, embutidas en plantas o animales de peluche. Mi mente no concibe que tal aberración pueda despertar algún sentimiento protector más allá que el de protegerse uno mismo los ojos de ver semejante desbarajuste evolutivo.
Observa a este crío atrapado cruelmente en el interior de una planta. El infeliz ya se encuentra inconsciente del todo, a punto de deshidratarse y perder todos sus fluidos vitales, probablemente con sus delicados huesos rotos, sus fontanelas abiertas rebosando masa encefálica, todo ello fruto de la desgarradora alimentación de la carnívora carcelera. Eso es lo que representa, lo que pasa es que mucha gente vería a una criaturita de Dios durmiendo plácida y despreocupadamente en la primera flor que se encontró, mientras revoloteaba, sonrisa en boca, el jardín de los "gnomos felices"
¿Qué me dicen de esta otra? Dos felices bebés-margaritas, en sus respectivas macetas, disfrutando de una agradable sesión de fotosíntesis, ¿o una prisión en vida que les obliga a echar raíces y no poder mover su cuerpo, algo así como una triste cadena perpetua de la que serán plenamente conscientes y que seguro acabará con sus mentes en el manicomio? Sólo hay que mirar la cara del de la derecha. Un poema.
Podría continuar así todo el día, pero prefiero despedirme con otra imagen que bien podría haber sido de Anne, y que representa en cierta forma mi manera de entender su trabajo, ya saben, una imagen vale más que mil palabras: