Carpe Diem. Vive el momento. No te preocupes del futuro. La ignorante cultura contemporánea ha conseguido que esta contundente locución latina llegue hasta nuestros días con un significado bastante distinto al que (supongo) Horacio pretendía darle, y muy extendido.
Sinónimo perfecto de "haz el gilipollas" la arrolladora juventud esgrime el argumento cual lanza destructora de la responsabilidad, eximiéndose así de todo compromiso con ellos mismos o los que le rodean, imitando un estilo de vida que no alcanzan a comprender, y lo que es más triste, que a la mayoría no les llena.
No estoy absolutamente seguro de si el poeta romano quería entonar un canto de optimismo no desenfrenado, tal vez ateo (ni de coña) más cercano a la meditación y la paz interior que al castigo de cuerpo y mente, una idea tan oriental como el ying y el yang, refiriéndose al equilibrio con uno mismo, al no angustiar la mente con el mañana, a sentirse bien en el hoy, haciendo aquello con lo que te sientas completo, pero yo sí estoy seguro de como lo interpreto yo, y por eso lo cuento.
Yo puedo vivir firmemente de acuerdo a ese principio, y cumplirlo hoy, sentándome en mi sillón y leyendo un libro. ¿Por qué no? Estoy aprovechando el día, me lo puedo estar pasando genial, y no estar pensando en mañana, en el trabajo (en como conseguirlo :D) , puedo sentirme dichoso y estar aprovechando el día y la juventud, y para mí habrá valido la pena.
Puede que alguien que me está leyendo sienta que así no aprovecha su día, y es posible que lo sienta de verdad, en cuyo caso debería hacer algo con lo que sí sienta que vive el presente, y no se preocupe por el mañana, y esté inmensamente feliz, sea lo que sea. Esto incluye ir al parque con el perro, comerse una tarta de queso y arándanos, ir a la playa, jugar al póker por internet, quedar con los amigos, hacerse la cera y la manicura, comprarse ropa, meditar, dormir todo el día, trabajar 12 horas o salir de fiesta y emborracharse hasta perder la consciencia (que no conciencia). Sí, esto último también, y una vez más, aunque lo parezca, no estoy siendo incongruente. Si bien esta última idea es la más tópica que se le atribuye a la frase (el desenfreno premeditado y planeado como estrategia), critico que todos traten de seguir ese patrón, vistiéndolo con incomodidad como si fuera la ropa de otro, porque ES LA ROPA DE OTRO. Los que lo anhelen, de verdad, en el interior, estarán siendo consecuentes.
En cualquier caso ¿ a quién le apetece hacer siempre lo mismo? Es decir, ¿cada vez que me ponga el chip de "carpe diem" tengo que sumergirme en una orgía sensorial que me catapulte hacia el cosmos? ¿O estar siempre encerrado odiando al mundo y asumiendo falsa superioridad?
Quizás un día salga de fiesta, haga cosas que otro día no haría (porque me apetece, y deseo sentirme vivo ese momento haciendo eso, sea lo que sea), y al día siguiente estoy logrando la misma sensación viendo una película increíble.
Me decepcionaría que se me entendiera mal, emparejando mi actitud e intenciones con la represión, la falsa cultura, el hipócrita saber estar y el mentiroso ser refinado. Estar en tu hogar estudiando constantemente, con una pedantería y unos modales exquisitos, actuando decorosamente, y en definitiva, siendo correcto de acuerdo a lo que la sociedad cree que es correcto, es un acto de autohipocresía terrible. Somos embusteros con nosotros mismos, porque queramos o no, somos mamíferos perfectamente defectuosos. Sentimos deseos, actuamos egoístamente, nos enfadamos, hacemos daño. La mente nos traiciona haciéndonos sentir infelices por ello, y si bien, no es lógico no ser responsable ni civilizado, puedo afirmar sin temor que los pecados no existen.
Como siempre, como todo, ABSOLUTAMENTE TODO, es cuestión de delicado y complejo equilibrio. Quien me conozca sabrá que soy altamente civilizado, educado, y, dentro de lo que cabe, bastante buena persona. Pero una cosa es ser un inconsciente irresponsable, y otra amargarme cuando me equivoque, o angustiarme por no ser una persona perfecta. Eso es Carpe Diem.